Existen determinados negocios que, aunque funcionan durante todo el año, tienen temporadas en las que se vende un porcentaje tremendo de todo lo que producen a lo largo de los 12 meses. De hecho, esto es algo que mucha gente consideraría habitual en la empresa para la que trabaja. Pero es cierto que en unos casos es mucho más evidente que en otros. Y, en los párrafos que siguen, os vamos a hablar de uno de esos sectores que más nota este tipo de situaciones del mercado. Hablamos, como no podía ser de otra manera, de las empresas dedicadas a la producción y venta de disfraces.
El negocio de los disfraces es muy peculiar: se mantiene más o menos estable a lo largo del año, pero cuando llega el mes de febrero se dispara la venta de una manera realmente exponencial como consecuencia del Carnaval. Pasa lo mismo durante el mes de octubre, víspera de una festividad como lo es Todos los Santos o Halloween, que cada vez está más arraigada en un país como lo es el nuestro. Desde luego, estos dos son los picos de trabajo más evidentes y estresantes en este modelo de negocio.
Desde el punto de vista de la producción, los meses anteriores a febrero o octubre son los más importantes. Y es que todo tiene que estar listo para que, una vez que llegue el periodo de venta, tengamos las tiendas a rebosar con todos esos disfraces que son tendencia. En materia logística, sobre todo los meses de enero y septiembre son los más importantes, sobre todo debido a que es necesario comenzar las diferentes campañas de marketing para dar salida y promocionar esos productos. La cadena debe funcionar así. De lo contrario, podemos perder clientela y, por ende, dinero.
Y no hemos hablado del nuevo desafío que ha supuesto el hecho de disponer de un nuevo modelo de comercio como lo es el comercio electrónico, a través del cual son muchas las personas que compran disfraces. Esto hace que sea necesario que los productos estén en stock mucho antes, ya que hay que contar con un tiempo de distribución que sea suficiente para hacer llegar al cliente final su pedido. Teniendo en cuenta que el ecommerce cada día es más habitual, es imprescindible que las empresas e industrias de este sector tengan esto en cuenta.
El negocio de los disfraces exige trabajar con previsión. Existe una cuestión que facilita mucho las cosas en lo que a ello se refiere, y es que siempre sabemos cuándo se van a producir los picos de venta, normalmente en los meses de febrero y octubre, coincidiendo con Carnaval y Halloween. Eso hace posible que tengamos la capacidad de prever los tiempos con los que contamos para producir y distribuir. Los profesionales de La Casa de los Disfraces nos han comentado que, a nivel industrial, esa es una gran suerte porque permite planificar mucho mejor el año y prepararse mejor para las que son las campañas que garantizan la supervivencia del sector.
Un negocio que sigue siendo rentable
Lo cierto es que un negocio como del que venimos hablando está viviendo una época bastante buena. Durante algunos años, especialmente los que estuvieron caracterizados por la llegada de la crisis económica del 2008, se notó un descenso en las compras de la gente en toda España, en general. Pero todos y todas hemos vuelto, de alguna manera, a revivir el espíritu del Carnaval y de Halloween y volvemos a comprar disfraces en masa, así que las empresas del sector continúan sobreviviendo.
Una de las cuestiones que ha permitido revitalizar el sector de alguna manera ha sido el comercio electrónico, que ha sido, desde nuestro punto de vista, uno de los grandes antídotos para la crisis. Movidas por la facilidad a la hora de comprar cualquier tipo de producto, las personas hemos aumentado el consumo y eso ha hecho que la facturación de las empresas crezca de una manera exponencial, lo que ha permitido, al mismo tiempo, conseguir volúmenes de contratación mayores, que era justo lo que necesitaba la sociedad española durante los momentos de zozobra económica que nos ha tocado vivir.
Hay un pensamiento que es compartido por muchos de los miembros de esta sociedad y es que disfrazarse siempre es un sinónimo de alegría y diversión. Por eso, la industria dedicada a la producción de esos trajes y a su venta siempre tendrá un hueco en el mercado. Y es que es positivo que así lo sea. Necesitamos tener motivos para sonreír y para disfrutar al máximo de nuestros momentos de ocio con la gente de nuestra máxima confianza. Es elemental para garantizar algo tan básico y tan importante como lo es la felicidad.