Una empresa, sea cual sea su actividad, necesita cumplir con una serie de obligaciones ante diferentes Administraciones Públicas como por ejemplo Hacienda. Normalmente, las grandes empresas no suelen tener problema a la hora de contratar a un experto para que se encargue del tema. Las pequeñas entidades, no obstante, se ven obligadas en multitud de ocasiones a contratar a otra empresa para que se encargue del asunto, cuestión que, a pesar de los recelos de algunos empresarios, puede llegar a ser bastante barata y útil.
Y es que resolver todos los trámites que guardan relación con los impuestos es harto complicado y engorroso. En caso de que la empresa no pueda permitirse pagar a un administrador para que se encargue del asunto de manera permanente, la mejor alternativa consiste en adquirir los servicios de una empresa que nos ayude con trabajos puntuales.
Hace algunos años cogí las riendas de la empresa familiar, dedicada a la elaboración de todo tipo de prendas textiles: pantalones, camisetas o camisas, entre otras cosas. Se trata de una empresa pequeña, que apenas cuenta con tres trabajadores y que, como muchas entidades de la zona, ha visto mermada su capacidad económica y su mercado a causa de la crisis iniciada en el año 2007.
Nuestras escasas posibilidades para contestar a algún contable y el escaso conocimiento que tenemos sobre las obligaciones tributarias nos forzaba desde el principio a hacernos con el servicio de una empresa para conseguir gestionar con éxito todos estos asuntos. Mi padre sí que se había encargado de ellos, pero al morir y dejarme en herencia la gestión de la empresa me vi obligado a hacerme cargo de estos asuntos.
Comencé a ponerle solución al problema en cuanto recurrí a Alberto, uno de mis mejores amigos, para que me recomendara una asesoría con experiencia en este tipo de asuntos y cuyos servicios no resultaran demasiado caros. Alberto también era empresario y, hasta donde yo sabía, también solía recurrir a empresas externas para llevar al día sus obligaciones con Hacienda.
La recomendación de mi amigo fue que recurriera a Trámites Fáciles Santander. Se trataba de una gestoría y despacho de abogados que se encargaba, entre otra buena nómina de temas, de asuntos como el que me atañía a mí. Alberto me comentaba que el servicio era eficaz, que se realizaba de manera rápida y que el coste del mismo no era para nada elevado. Visto así, se trataba exactamente del servicio que quería.
Problema resuelto
Sin más dilación, visité la página web de Trámites Fáciles Santander y obtuve los datos de contacto para contarles a los profesionales de la empresa el tipo de servicio que me hacía falta. Me comunicaron que me atenderían sin problema, resolviendo el tipo de entuertos que a mi empresa más le afectaban, como la declaración de IVA o el Impuesto de Sociedades de manera barata y rápida.
Lo cierto es que las palabras de los empleados de Trámites Fáciles Santander estaban llenas de verdad. Después de una primera reunión y de entregarles la documentación pertinente para llevar a cabo los diferentes trámites, se pusieron manos a la obra para poner en orden las obligaciones tributarias de mi empresa, cuestión que quedó resuelta en apenas unos días y sin que yo tuviera que preocuparme mucho más por el tema.
Han pasado varios años desde que comencé a trabajar con Trámites Fáciles Santander y cada año me siento más afortunado por contar con su ayuda a la hora de declarar todos los impuestos que el Estado solicita a mi empresa. Trabajando con ellos jamás he tenido ningún problema con Hacienda y estoy convencido de que no lo voy a tener en ningún momento futuro.
La tranquilidad con la que puedo gestionar mi empresa de confección de prendas textiles es máxima: tengo la conciencia tranquila porque sé que cumplo con todas mis obligaciones y no hay nada que me pueda sorprender.