Los negocios son un mundo vertiginoso y más cuando encima te lías la manta a la cabeza y montas una empresa de banderas, y carteles publicitarios como hice hace algunos años. Tener la idea es sencillo, lo mismo que planear lo bien que te irá, pero luego tienes que hacer frente a muchos papeleos, buscar donde poner tu fábrica, cumplir con la normativa y demás pasos que la verdad realicé uno por uno sin mirar atrás.
Fueron unos meses de trabajo intenso donde en algunos aspectos no presté la atención debida, cosas que no influían claro está al buen funcionamiento de la fábrica, ya que me aseguré de que se cumplieran todas las normativas habidas y por haber en cuanto a seguridad y me cercioré de que las máquinas que adquiríamos eran las mejores del mercado.
La importancia de apostar por la calidad
De lo que hablo, es de ciertas cosas que dejé en segundo plano, algo que 8 años después de haber montado la empresa se notaba aún más que no habían sido prioritarias. Me refiero a la decoración y el mobiliario de la zona de recepción y oficinas. Muebles comprados deprisa y corriendo, los cuales han ido envejeciendo de muy mala manera estos años.
La calidad se suele decir que se paga y quizás por eso estaban tan deteriorados los pobres, por ello recurrí a dismobel.es, una marca que me convenció por el amplísimo catálogo con el que contaban y que me permitió poder amueblar tanto la zona de recepción como la de oficinas tal y como quería.
No os penséis que soy un dictador, junto con tres de mis empleados estuvimos decidiendo cuales serían los colores y los muebles que seleccionaríamos. Mis trabajadores se felicitaron por los muebles, unas sillas o mesas de la mejor calidad, no quería escatimar esta vez en gastos, ya bastante habíamos padecido con las típicas sillas que prometen ser ergonómicas y terminan siendo una silla, pero de tortura…
Ahora llegas por la mañana a la empresa, abres la puerta y como ha cambiado todo, destila modernidad y seriedad. Aunque somos una empresa que trabaja magníficamente y tenemos unos grandes profesionales, siempre es bueno transmitir todo eso hasta en detalles que no tienen que ver de manera directa con el trabajo.
Además de cambiar el mobiliario, tomamos la decisión de cambiar los climatizadores por unos nuevos y que seguro que darán mejor resultado que aquellos que compramos hace 8 años y que no eran de lo mejor del mercado por querer ahorrarnos unos 1.500 euros.
Al final por ahorrarse una cantidad como esa terminas sufriendo un aparato que se estropeaba año sí año también y que fue una de las razones que me animó a pensar que en cuanto el negocio fuera para adelante invertiría más en el confort de mis trabajadores y en el mío propio.
Así que ya sabéis, lo importante para una industria es trabajar bien, pero también dar buena imagen, es algo que valoran los clientes, invitados y como no, los propios trabajadores que harán sus funciones más a gusto.