La industria en general avanza casi diariamente hasta el punto de que los propios empresarios y directivos nos quedamos atrasados o desconocemos noticias relacionadas con nuestro sector si desconectamos un poco durante las vacaciones. El año pasado, cuando regresé de los quince días que me cojo en verano, habían comprado una nueva máquina para doblar las cajas de cartón donde embalamos los productos que yo ni siquiera sabía que existía, y eso que sólo había estado fuera 15 días.
Todo esto es genial, porque cualquier avance tecnológico, sobre todo en la industria, significa una mejora en las condiciones laborales, una facilidad añadida al trabajo del empleado y mayor productividad. Muchos piensan que estos avances no son tan buenos como pensamos porque pueden quitar mano de obra y provocar el despido de algunas personas pero yo no lo creo así. En mi opinión cualquier avance es bueno y esas nuevas máquinas lo único que hacen es allanar el camino. Como mucho, lo que puede pasar (al menos en mi fábrica) es que ciertos empleados tengan que aprender a manejarla, pero sólo eso.
Sin embargo a veces nos olvidamos de que los métodos o las herramientas menos modernas también nos pueden ser de gran utilidad. Hace menos de dos meses hice un pedido enorme de estos walkie talkies profesionales con una teoría que me venía rondando la mente bastante tiempo: ahorrar ¿Y sabéis qué? Está funcionando, y no hablamos de nuevas tecnologías ni de nada novedoso. Hablamos del walkie talkie de toda la vida. Os lo voy a explicar:
Mi experiencia
Diez años atrás, cuando los móviles ya no eran cosa de uno o dos sino algo bastante generalizado, los implantamos en la empresa para algunos trabajadores. El equipo de mantenimiento, por ejemplo, necesita estar localizable en todo momento, al igual que algunos encargados e incluso, por raro que parezca, el equipo de limpieza. Estos móviles tenían una línea interna, para hablar entre nosotros, y una línea externa pero esta última apenas se usaba salvo en casos muy concretos y, de media, pagábamos a la línea telefónica (a última hora) unos 15 euros por móvil al mes.
Ahora, diez años después, en lugar de comprar móviles más modernos o de comparar compañías de teléfonos, decidí retroceder un poco y comprar walkie talkies de largo alcance para todos. De media nos hemos gastado 40 euros en cada walkie, es decir, que harían falta sólo tres meses sin pagar la línea telefónica para compensar el gasto (siempre y cuando funcionaran bien) y ¿sabéis qué? Ha sido todo un éxito. Ahora nos comunicamos internamente con los empleados y entre ellos sin pagar ninguna cuota mensual y sólo hemos mantenido los móviles del encargado de mantenimiento y de la encargada de limpieza para que puedan realizar llamadas externas y realizar el pedido de materiales. Dos líneas sólo al mes y el resto nos movemos con walkies por lo que estamos hablando de un ahorro de 1000 euros al mes, que se dice pronto ¿eh? Al año, 12.000 euros.
Además, aunque no lo hice por eso, he leído que los dispositivos móviles pueden ser una fuente de vulnerabilidades para las empresas. Según un estudio realizado por varios proveedores de seguridad, una quinta parte de los profesionales encuestados asegura haber sufrido algún fallo de seguridad en el que han estado implicados estos terminales así que, sinceramente, os recomiendo totalmente pasaros el movimiento walkie: no será actual, no será novedosos pero funciona y se ahorra con ellos.